domingo, 19 de marzo de 2017

Heracles o el famoso Hercules.

Todos alguna vez hemos la animacion creada por Disney sobre el hijo de Zeus que por la malicia de Hades fue mandado a sufrir lasa penurias de la tierra como un ser humano, pero que logro vencer cualquier obstaculo que se le era impuesto para ganar de nuevo las escalera al olimpo. Si, hablamos de la hermosa animacion que tiene a unas divertidas mujercitas musicalizando la pelicula, una cancion recordara por las niñas de los 90s interpretada por Tatiana antes de que su carrera musical desapareciera y uno de los mejores villanos que Disney ha podido crear: Hablamos de Hercules.

Pero como todo lo que Disney toma y transforma, la historia original no tiene finales de cuento de hadas o un musical de por medio, es un poco mas cruda y claro contiene mucha sangre. Demasiada.



Comencemos. Primero, el mistico heroes dueño de nuestros suspieros se llamaba Hercules en la mitolgia romana, pero en la mitologia griega era llamado Heracles.

Era hijo de Zeus y Alcmena, una mujer mortal que se encontraba casada con Anfitrión, Rey de Tirinto, Zeus sabiendo que Alcmena era muy fiel a su esposo aprovecho su la ausensia en este para ir a la guerra para descender del cielo, tomar la forma de su esposo y tomarla, ordenando al sol que no saliera durante tres días para permanecer una larga noche de amor junto ella.

 Posteriormente también el verdadero Anfitrión se acostó con ella. De estas uniones nacieron Heracles, hijo de Zeus, e Ificles, hijo de Anfitrión
 
Anfitrión deseando saber cuál de los dos era su hijo, envió dos serpientes que se aproximaron a la cuna de los mellizos. El terror se apoderó de Ificles, quien quiso huir, pero Heracles despedazó a las serpientes y mostró ya entonces, que era digno hijo de Zeus.

 Por otro lado, Hera, hermana y esposa de Zeus, movida por los celos, resolvió eliminar al recién nacido enviando contra él a dos terribles dragones para que le despedazasen. El niño, sin el menor espanto, los trituró e hizo pedazos.

Palas logró que se apaciguara la cólera de Hera hasta el extremo de que la reina de los dioses consintió en darle de mamar de su pecho al hijo de Almena. Se cuenta que Heracles, abandonando el pecho, dejó caer algunas gotas de leche que se derramaron sobre el cielo, formándose de esta singular manera la vía láctea o camino de Santiago.

Los maestros más hábiles se encargaron de la educación de Heracles, Autólico le enseñó la lucha y la conducción de carros; Eurito, rey de Elia, el manejo del arco: Eumolpo, el canto; Cástor y Pólux, la gimnasia; Elio, le enseñaba a tocar la lira y el centauro Quirón, la astronomía y medicina.

 Su desarrollo físico fue extraordinario y su fuerza portentosa. Heracles era un gran bebedor, y su jarro era tan enorme que se necesitaba la fuerza de dos hombres para levantarlo.
Ya mozo, Heracles se retiró a un lugar apartado para pensar a que género de vida se habría de dedicar.

En esta oportunidad se le aparecieron dos mujeres de elevada estatura, una de las cuales, la Virtud, era hermosa, tenía un rostro majestuoso y lleno de dignidad, el pudor en sus ojos, la modestia grabada en sus facciones y vestía de blanco. La otra llamada, Afeminación o Voluptuosidad, de líneas onduladas y color rosado, miradas encendidas y llamativo vestido, manifestaba claramente sus inclinaciones.

Cada una de las dos procuró ganarlo para sí con promesas, decidiéndose Heracles por la Virtud. Abrazó así el héroe por su propia voluntad un género de vida duro y trabajoso.

Cuando Heracles creció, Hera vertió en su copa un veneno que lo enloqueció y esta locura hizo que Heracles matara a su mujer y a sus propios hijos confundiéndolos con enemigos. Como castigo fue enviado con el primo de Hera, Euristeo, para servirle por 12 años. Euristeo, estimulado por Hera, siempre vengativa, le encomendó las empresas mas duras y difíciles, las cuales se llamaron los doce trabajos de Heracles. Estas fueron: El león de Nemea, la hidra de Lerna, el jabalí de Erimanto, las aves de Stinfálidas, la cierva de Artemisa, el toro de Creta, los establos de Augías, robar los caballos de Diomedes, robar las manzanas de las Hespérides, arrebatar el cinturón de Hipólita, dar muerte al monstruo Gerión, y arrastrar a Cerbero fuera de los infiernos.

 De todos ellos salió victorioso el héroe y son otros muchos los que asimismo se le atribuyen, pues casi todas las ciudades de Grecia se vanagloriaban de haber sido teatro de algún hecho maravilloso de Heracles. Exterminó a los centauros, mató a Busilis, Anteo, Hipocoón, Laomedonte, Caco y a otros muchos tiranos; libró a Hesione del monstruo que iba a devorarla, y a Prometeo del águila que le comía el hígado, separó los dos montes llamados más tarde columnas de Heracles, etc.

El amor, pese a las numerosas hazañas realizadas por el héroe, ocupó intensamente el espíritu y el cuerpo de Heracles. Tuvo muchas mujeres y gran número de amantes. Las más conocidas son Megara, Onfalia, Augea, Deyanira y la joven Hebe, con la cual se casó en el cielo, sin olvidar las cincuenta hijas de Testio, a las cuales hizo madres en una noche.



El odio del centauro Neso, unido a los celos de Deyanira, fueron la causa de la muerte del héroe. Sabedora esta princesa de los nuevos amores de su esposo, le envió una túnica teñida con la sangre del centauro, creyendo que con ello impediría que amara a otras mujeres. Pero apenas se la puso el veneno del que estaba impregnada hizo sentir su funesto efecto, y penetrando a través de la piel, llegó en un momento hasta los huesos. En vano procuró arrancarla de sus espaldas; la túnica fatal estaba tan pegada a la piel que sus pedazos arrastraban tiras de carne.

Las más espantosas imprecaciones contra la perfidia de su esposa brotaron de los labios del héroe, y comprendiendo que se acercaba su última hora, constituyó una pira en el monte Oeta, extendió sobre ella su piel de león, y echándose encima mandó a Flictetes que prendiera fuego y cuidase sus cenizas.
En el mismo instante en que comenzó a arder la pira, se dice que cayó un rayo sobre ella para purificar lo que pudiera quedar de mortal en Heracles. Zeus lo subió al Olimpo y lo colocó entre los semidioses.

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